BRASIL AHORRA RECURSOS Y LIBERA DROGAS

Luego de cuatro meses de vivir más adelantados que sus vecinos argentinos, los brasileros deberán atrasar este domingo una hora sus relojes. De ese modo sincronizarán sus vidas con el horario que les corresponde internacionalmente por los husos que ocupa geográficamente.

La práctica no es una novedad. El denominado "horario de verano" fue instituido aquí por primera vez en 1932 siguiendo la idea, que surgió en EEUU en 1784, para aprovechar al máximo la luz natural durante los días más largos del año.

A partir de 1985 la alteración cronométrica se realiza en Brasil todos los años por un decreto de ley que crea cuatro horas válidas, según la localización geográfica que se observe durante el período.

Nada de raro: cada país tiene la libertad de instituir su conjunto de horas de acuerdo con sus peculiaridades y aspectos políticos. La antigua URSS, por ejemplo, tenía 12 horas legales, los Estados Unidos tienen 6 horas legales (incluyendo Alaska), en tanto Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile tienen sólo una.

Adelantar el reloj una hora --una medida que se conoció en Argentina en el primer gobierno de Perón y se aplicó de manera irregular desde entonces-- produce la ilusión colectiva de disponer luz solar por más tiempo. Ello redunda en un menor consumo de energía eléctrica en el período más crítico del día, que aquí va de las 18.00 --cuando comienza a oscurecer-- a las 21.00 --cuando ya es noche plena. En definitiva, lo que ocurre es que, al disponerse de claridad hasta más tarde, se evita la actividad de las usinas que sería necesario activar para iluminar los mayores centros del país.

Aunque todavía no fueron difundidas las cifras oficiales correspondientes a este último período, que va del 19 de octubre de 2003 al 16 de febrero de 2004 en Brasil, datos obtenidos en el ONS (Operador Nacional do Sistema Elétrico) establecen que anualmente se reduce entre un 4 y 5 % promedio el consumo de energía. Aunque suene a poco, toda contención de gastos es significativa para el gobierno de Lula, que se ha puesto "ahorrativo" de repente.

Este viernes, por ejemplo, informó su decisión de gastar siete mil cuatrocientos millones de reales menos que lo anunciado la semana pasada, cuando se estableció un presupuesto de R$ 413.465 millones para todo 2004 (Nota de la R: el real vale casi lo mismo que el peso). Ahora el gobierno prevé gastar "sólo" R$ 406.059 millones, cifra que, de todos modos, es una enormidad para los parámetros argentinos.

La mayor severidad brasilera en comparación con Argentina se observa incluso en la aplicación de algunas leyes, como lo atestiguan los turistas que quisieron "hacerse los vivos" en las playas del sur de este país. Primero fueron aquellos que intentaron pasar un billete falso de cien dólares en Santa Catarina "sabiendo perfectamente lo que hacían", según una fuente confiable le dijo a este cronista. Ahora, son dos mujeres que fueron presas en Camboriú por intentar robar de un supermercado productos de cosmética valuados en 318 reales. Estos delitos, que en Argentina son excarcelables, aquí son tratados como crimen federal el primero y prisión de hasta 4 años el segundo.

Siguiendo con el tema legal, esta semana recibió la aprobación de la Cámara de Diputados un proyecto de ley que descriminaliza el consumo de drogas y aumenta las penas para los traficantes. De acuerdo a la iniciativa, verdadera vanguardia jurídica y sanitaria en la región, el usuario de drogas ya no será preso y tampoco obligado a someterse a tratamiento alguno de rehabilitación.

Sólidamente argumentado, el proyecto propone que un joven al que se le haya encontrado una pequeña cantidad de droga asista inicialmente a una disertación sobre los riesgos de la dependencia y no que sea directamente encerrado en una prisión, donde podrá, sin dudas, iniciar una verdadera carrera criminal.

El otro avance es el fin de tratamientos compulsorios para los dependientes. Es casi unánime entre profesionales de la salud mental la opinión de que todo y cualquier tratamiento es inútil --y, por tanto, una pérdida de tiempo y de recursos-- si no cuenta con la aprobación del paciente.

Se aguarda ahora que el Senado revise el texto y lo apruebe para que comience a regir en todo el territorio nacional, una aprobación que, como editorializa el diario Folha de São Paulo en su edición de este viernes, puede encontrarse con una realidad mucho más prosaica. "Una ley antitóxicos aprobada en 2001 también traería avances, pero estaba tan mal redactada y contenía tantos errores que el Ejecutivo tuvo que vetar 35 de los 59 artículos", recuerda el influyente diario. Y finaliza: "se espera que esta vez la historia sea diferente". (APF)


Fuente:  SAN PABLO, 15 FEB (Por Carlos Turdera, especial para APF)